Desde hace varios días me llegan noticias y mensajes sobre la situación de estos chicos y chicas en Andalucía. Al parecer, la Junta ha decidido reducir un número de plazas que había creado para la atención específica a los chicos y chicas que migran sin referentes adultos. Esto lo hace con una opacidad preocupante.
No se trata ya de comprender por qué el número de plazas de protección por habitante en Andalucía es tan insuficiente, no se trata de preguntarnos por qué de nuevo (como hace años ya) se ha reducido sustancialmente los recursos para atenderles, no queremos entrar en el precarizado sistema de protección de esta comunidad autónoma, con ratios ridículas y con un modelo obsoleto y poco amigo de la evaluación y la transparencia...
La pregunta importante que yo me hago, y me gustaría que las personas que leéis esto os hagáis conmigo es: ¿a dónde van a ir el 1 de junio todas estas criaturas para las que la Junta de Andalucía recorta su atención? ¿se las separará de sus compañeros y compañeras de hogar? ¿tendrán que cortar repentinamente los lazos con sus referentes adultos, los educadores y educadoras sociales de estos centros que, con esfuerzo y compromiso intentan sacar el trabajo adelante?
Como no soy amigo de las preguntas retóricas cuando están en juego los derechos fundamentales de la infancia más vulnerada

Ni un paso atrás en los derechos fundamentales de la infancia y la adolescencia protegida.