Todo el dinero que se ahorre es poco para salir de la crisis. Por eso hay que pedir el apagado de las iluminaciones de monumentos e iglesias mientras dure el confinamiento por la pandemia del Covid-19.

Los ayuntamientos y las iglesias reducirán su factura eléctrica que al fin y al cabo se pagan con nuestros impuestos y las ayudas y donaciones que recibe la Iglesia. Reducirán la contaminación lumínica del cielo y se bajará nuestra huella de carbono.

El dinero ahorrado se podrá destinar a gastos sociales derivados de la pandemia y la consiguiente paralización de la economía. Se compensará así el mayor gasto energético de los hogares a causa del confinamiento de la población. Todo son ventajas y no existe ningún inconveniente o perjuicio..