Ayer 12 de abril, el Gobierno Nacional publicó un decreto con el cual autoriza el regreso de las aspersiones aéreas con glifosato contra cultivos ilícitos en el país. La eterna discusión ha vuelvo a surgir en la agenda de nuestro país.

Estudios científicos independientes evidencian que las fumigaciones son ineficientes pues no han contribuido a reducir los cultivos de coca y de amapola. Por el contrario, han destruido bosques y afectado poblaciones, incluyendo grupos étnicos. En varias oportunidades, Altas Cortes en Colombia han pedido suspenderlas, basados en el principio de precaución. Pero ahora, con la política antidrogas del gobierno actual, volverá a implementarse esta nociva práctica en el país.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), determinó que el glifosato usado en las fumigaciones puede causar cáncer en los seres humanos. Hace unos años, el Ministerio de Salud del gobierno Santos entendió el riesgo y recomendó al Consejo Nacional de Estupefacientes suspender inmediatamente estas fumigaciones pues los impactos negativos del glifosato están más que demostrados.

En el pasado, las fumigaciones que se llevaban a cabo en nuestro territorio, también causaron daños en Ecuador. El tema llegó incluso a la Corte Internacional de Justicia y, como resultado, el gobierno colombiano indemnizó a Ecuador y se comprometió a frenar las fumigaciones en la frontera para proteger a los ecosistemas y habitantes ecuatorianos. Sin embargo, no se le ha dado la misma protección a Colombia.

Si vuelven las fumigaciones, volverán los daños a la salud y el riesgo de cáncer para las personas. También retornarán los impactos a ecosistemas ricos en biodiversidad y a las especies que viven en ellos (peces, anfibios, roedores, insectos y plantas endémicas), la contaminación del agua, y la destrucción de bosques y cultivos de alimentos que son fuente de subsistencia de muchas comunidades.

Asimismo, familias enteras serán de nuevo desplazadas de sus territorios por la violencia de las fumigaciones, las presiones para cultivar y la falta de alternativas a los cultivos de coca y amapola. Existen alternativas más humanas y sostenibles que deberían implementarse.

¡Por eso, debemos continuar unidos para manifestarle al Presidente Iván Duque que los colombianos NO queremos el retorno de las fumigaciones con glifosato y otros químicos nocivos para la salud humana y el entorno natural!

¡FIRMA y COMPARTE ya para ayudarnos a prohibir estas fumigaciones perjudiciales para las personas y el ambiente! #ElGlifosatoMata