Mi nombre es José Luis, y soy un paciente del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, laringectomizado total a causa de un carcinoma de laringe. Recientemente, ha llegado a mi conocimiento,  a través de un Boletín Sindical, la intención de la Gerencia del Hospital, de cerrar el 100% de las camas de la planta de ORL hasta ahora situada en la planta segunda centro, trasladando los ingresos a plantas distintas, con enfermería no especializada, contrariamente a la situación  actual, y alejadas de los doctores de ORL, con el evidente riesgo que ello comporta.

Cuando hablo de dicho riesgo, no lo hago de forma gratuita, sino porque lo viví en primera persona en el Hospital de Sanidad privada en el que se me practicó  la laringectomía, donde no había servicio las 24 horas de doctores de ORL, las enfermeras estaban un día en este servicio, y al siguiente en  Maternidad, o cardiología, etc…por lo que no tenían, salvo alguna rara excepción, una preparación para nada comparable a la de los enfermeros y enfermeras de Ramón y Cajal, con muchísimos años de experiencia en estas patologías.

Después de una laringectomía total, se suelen producir obstrucciones de la cánula de quirófano, debido a la presencia de coágulos en la tráquea, así como toses brutales, por la formación de fístulas, algo muy frecuente en los pacientes de este tipo, que fue mi caso en repetidas ocasiones, que origina la falta de respiración, y la necesidad de una intervención inmediata, por personal sanitario altamente especializado, pues se puede producir un desenlace fatal en pocos minutos.

Por ello, me parece una grave  decisión por parte de la Gerencia de Ramón y Cajal, que deberá asumir la responsabilidad, si se llega a realizar el citado cierre, de lo que supone el distanciar a los doctores de los pacientes, retrasando consecuentemente su posible intervención en caso de urgencia, poner la responsabilidad de los cuidados necesarios en mano de  asistentes sanitarios en algunos casos sin experiencia específica en ORL, y cuya consecuencia puede ser la de arriesgar la vida de más de un paciente.

Añadir, por último, que se trata de cerrar tan sólo de una escasa docena de camas, a añadir  a las que, según informa el Boletin de CCOO, han sido ya cerradas en este centro en el presente año, con escaso beneficio para nadie, que agravará la situación de las Urgencias, y que origina un notorio perjuicio para los pacientes y el personal sanitario.

En consecuencia de cuanto antecede, ruego a esa Consejeria de Sanidad que reconsidere la citada decisión, en beneficio de pacientes y equipos sanitario, pues considero que el primer objetivo de la Sanidad, y específicamente de la Sanidad Pública, es el bienestar de los ciudadanos que la pagamos con nuestras cotizaciones.

En la confianza de ver atendida una petición que a casi todos nos atañe, queda de ustedes

José Luis Gayoso