Los afectados somos todas las personas que queremos promocionar un anuncio pagado con nuestro dinero; porque, a menudo nos topamos con que no sólo no se publicó nuestro anuncio, sino que en ocasiones bloquean e incluso hasta borran nuestra cuenta con consideraciones que rayan en el absurdo, pues llegan a confundir la Teoría de la Evolución con juguetes sexuales o a imágenes de la biología micronuclear con estrategias para evadir sus controles de revisión. Los daños pueden ser graves, pues pueden borrar de un plumazo una labor de siete años o más.

Señor Mark Elliot Zuckerber, me dirijo de la manera más atenta y respetuosa a Usted, para solicitar la cancelación de las normas comunitarias de Facebook que se exceden en su celo rigorista y violan el derecho a la libre expresión de ideas y de publicación de las mismas consagrados en la Primera Enmienda de la Constitución Política de los Estados Unidos de Norteamérica y el artículo 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como las disposiciones similares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pues ninguna disposición de particulares puede estar por encima de estos ordenamientos legales; o, al menos, que modifiquen su redacción, de tal manera que los encargados de la censura no puedan rechazar anuncios y publicaciones con interpretaciones retorcidas y morbosas en las que encuentran obscenidades donde no las hay o que confundan la imagen del ARN con una estrategia para evadir sus políticas de revisión.