Con esta carta dirigida a la Universidad Católica de Valencia se pretende poner voz a los alumnos que conforman dicha institución.

Hacemos una llamada a la solidaridad, a la empatía y a la cooperación, aquellos valores que se nos pide a toda la población en la mayor crisis que está invadiendo a España y al mundo entero.

Nadie se imaginaba que una pandemia iba a irrumpir y a producir un retraso en todas las áreas del desarrollo español y global, tanto a nivel social, como sanitario, económico y educativo. La gravedad de la situación ha detenido al mundo y sobrepasa nuestra capacidad de control. La población ha tenido que cambiar sus vidas y rutinas, hemos de quedarnos en casa y a la gente se le prohíbe ir a trabajar. En resumen, la vida de toda la población ha dado un giro de 360 grados y se nos pide que nos adaptemos a la situación.

De la misma manera que hemos de cumplir este cambio vital, la población y en este caso, nosotros como alumnos de la Universidad Católica de Valencia, pedimos una adaptación y reajuste de recursos.

Pedimos encarecidamente que desde el ámbito de la educación se reflexione acerca de nuestra demanda de reajustar la cuota mensual de la universidad dado que nos vemos obligados a pasar estos últimos meses de curso de una manera muy distinta a la habitual.

Comprendemos que la universidad está haciendo todo lo posible por ofrecernos la misma calidad de clases que de manera presencial, pero seamos realistas, no estamos aprovechando los servicios por los cuales pagamos y las clases, en definitiva, no son igual de provechosas que hace unos meses atrás. No recibimos el mismo horario lectivo, hay asignaturas que no ofrecen clase telemática y para compensarlo aumentan la carga de trabajos y actividades y el estudio individual sin una previa explicación de las competencias educativas de la asignatura.

La cuota mensual que la Universidad Católica de Valencia recibe de cada alumno que pertenece y forma parte de esta institución conlleva una serie de servicios que esta ofrece a los alumnos. El COVID-19, queramos o no, ha detenido esta oferta que se nos otorgaba.

Para ser más concretos, el COVID-19 nos ha privado de las siguientes prestaciones por la cuales aportamos una cuota mensual:

-          Uso completo de todas las instalaciones que forman la UCV (biblioteca, aulas, salas de ordenadores, préstamos de libros, prestamos de ordenadores, etc.)

-          Clases presenciales con un trato directo con el profesorado

-          Gastos por suministros (luz, agua, gas, internet, etc.)

-          Beneficio propio de aquellas áreas de las que se ocupan el personal de limpieza, seguridad, secretaría y conserjería de la UCV.

-          Seguimiento de un horario lectivo habitual

Todos estos servicios, queramos o no, en este momento no podemos aprovecharlos.

Pedimos, por favor, que las autoridades educativas y la Universidad Católica de Valencia recapaciten y reflexionen sobre el coste que merecen las prestaciones que se nos conceden actualmente.

Rogamos comprensión con el alumnado que conforma la institución, tanto con las familias que no están trabajando y, por ende, no están cobrando, como por el resto del alumnado que se ve obligado a pagar por unos servicios que no recibe. Así es como de manera justa queremos pagar por la educación y servicios que recibimos, y no también por aquellos que en estos momentos no podemos disfrutar.

En nombre de todo el alumnado hacemos una llamada a aquellos valores que el COVID-19 pone a prueba en la sociedad: solidaridad, comprensión, empatía y cooperación; los cuales ni se compran ni se venden.

Atentamente, los alumnos de la Universidad Católica de Valencia.