El gasto militar global se ha elevado a la cifra de 1738 billones de dólares en 2017, un incremento de 1,1% desde 2016. Mientras tanto, los estados no cumplen con el 0,7% de la ayuda oficial para el desarrollo según los criterios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico de las Naciones Unidas. Los estados priorizan  el militarismo (altos presupuestos de defensa, comercio de armas, inversión en nuevos armamentos, operaciones militares en terceros países y creación de bases militares), por encima de las necesidades humanas (salud, educación, pensiones y vivienda, por citar algunas) y nos despojan de nuestro derecho a decidir sobre qué hacer con nuestros impuestos.

En cuanto al gobierno de España, los Presupuestos Generales del Estado de 2018 incluyen un aumento del gasto militar en un 10,5% del Ministerio de Defensa con respecto al año 2017. Además, las políticas militaristas españolas se continúan caracterizando por su falta de transparencia, al esconder gastos militares en partidas de otros ministerios como los de Exteriores, Interior e Industria. El gasto total real con estas partidas en los Presupuestos Generales del Estado para 2018 es de 18.544 millones de euros.

Desde el 2008 hasta el 2017, en un contexto de crisis económica, el gasto militar real ha sido el segundo del que menos se ha recortado detrás de sanidad. Gastos en educación, cultura, fomento del trabajo, investigación civil y otros han, sufrido recortes mucho mayores.

Fuente: http://www.centredelas.org/ca/publicacions/materials-de-treball/3621-working-paper-maig-2018

Hay que poner fin al negocio de la guerra desde los presupuestos que lo alimentan.