Al Congreso de los Diputados.

Señores:

Mediante esta petición les ruego que se pongan manos a la obra y legislen por la vía urgente para proteger a los ciudadanos de este país que padecen el incivismo de esos vecinos molestos que nos hacen, literalmente, la vida imposible en nuestros hogares, violando constantemente nuestra intimidad y nuestros legítimos derechos al descanso y a la  intimidad.

Vivir en comunidad conlleva respetar ciertas normas y cumplir ciertas obligaciones que, parece, sólo atañe a una parte de la población: el resto se lo salta a la torera porque "en mi casa hago lo que quiero".

Así es como el ruido afecta a la audición, dificulta la comunicación y produce otros efectos negativos sobre la salud:

• incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares
• produce insomnio
• genera estrés 
• problemas psicológicos
• dificulta el aprendizaje al disminuir la capacidad de atención y concentración e incluso la memoria y la motivación.

Tantos son sus efectos que la OMS alerta de que por culpa del ruido, los europeos pierden 1.6 millones de años de vida saludable.

El organismo reacciona de una manera defensiva contra el ruido: las conexiones de nuestro cerebro, con las vías auditivas en el sistema reticular ascendente y en el hipotálamo son la base de uno de nuestros sistemas más básicos de alerta ante el peligro: el ruido, y la reacción del organismo ante un peligro es poner en marcha diferente procesos hormonales y fisiológicos que nos preparan para la lucha o la huida. Las reacciones que se producen son en principio normales, pero se cronifican y se convierten en patológicas, si las exposiciones son lo suficientemente prolongadas al ruido. Es lo que conocemos como estrés, la estimulación constante ”subconsciente” de los centros cerebrales de la alerta mantiene y cronifica este estrés. Esta es la descripción exacta que ha hecho un doctor sobre el estudio del ruido en las personas físicas , estos síntomas los padecemos los vecinos que sufrimos a esos otros vecinos incívicos.

Inicio esta petición por la perentoria necesidad de leyes que amparen a los vecinos civilizados y les permitan emprender medidas rápidas y efectivas que pongan fin al calvario de su día a día.

Hoy en día, con la legislación vigente, las autoridades recomiendan -y no es broma-:

• usar tapones
• cambiar de domicilio
• ser más tolerantes

En ningún caso que sean los vecinos molestos, que no saben convivir en sociedad, los que se vayan a vivir a una isla desierta  y, allí, den rienda suelta a sus golpes, portazos, carreras, gritos, etc... Pero claro, ya no tendrían a quién amargarles la vida.

¡LEGISLEN YA!