Denuncia y Exigencia “PERÚ ARDE – SILENCIO INTERNACIONAL” 

(Planeta, Tierra, a 21 de enero de 2023)

La grave situación que vive Perú se ve engrandecida por el atronador silencio de la llamada “comunidad internacional.” Cuando en el mundo se activan crisis que importan a los Estados Unidos y a Europa, ellos, que se autoproclaman como la comunidad internacional, inician un amplio y continuo proceso por el que las declaraciones grandilocuentes se suceden, se toman medidas políticas, económicas y diplomáticas, y los medios de comunicación masivos y tradicionales nos bombardean con informaciones sobre esa crisis. 

Sin embargo, vemos que cuando estas crisis no interesan a Occidente, el silencio se hace atronador: el cerco mediático se activa y el silencio de los medios y actores dominantes, cómplices o parte de quién provoca la crisis, no da cobertura a las continuas violaciones de los derechos humanos y al desgaste de la democracia que, siempre, dicen defender. 

A esto es a lo que estamos asistiendo en Perú desde el pasado 7 de diciembre de 2022, cuando el presidente constitucional Pedro Castillo fue destituido y encarcelado.  Habían sido 18 meses de gobierno en los que las élites políticas y económicas, las mismas que siempre consideraron al país como de su exclusiva propiedad, intentaron todas las formas posibles para impedir el gobierno de Pedro Castillo. Para ellas era insultante que un maestro de escuela de la sierra hubiera sido elegido en proceso electoral por el pueblo y se propusiera introducir cambios que este último demandaba tras décadas de neoliberalismo, corrupción y empobrecimiento de las grandes mayorías. 

Las élites mostraban, una vez más, que el proclamado, por ellas mismas, como “sistema democrático”, base de la convivencia y del Estado de derecho que garantiza las libertades, solo era así, si les mantenía a ellas en el poder. 

De esta forma, tras infinidad de medidas de todo tipo para imposibilitar el nuevo gobierno, decidieron dar el último paso y apropiarse, nuevamente, de las riendas del poder político, el económico nunca lo perdieron. 

El 8 de diciembre de 2022 encarcelaron al presidente elegido y proclamaron para este cargo a Dina Boluarte, desoyendo desde esos momentos las demandas sociales de disolución del Congreso golpista y de celebración de nuevas elecciones. Demandas a la que ya se empezaban a sumar una tercera que sería la convocatoria de una Asamblea Constituyente que pueda refundar un nuevo Perú. 

La respuesta del Estado y del gobierno peruano, desde entonces, ha sido la suspensión de las garantías y libertades constitucionales, y del derecho que acoge a los pueblos a la protesta social frente a un gobierno injusto que le ignora y arrincona. 

La consecuencia de la violenta represión asciende ya a una sesentena de personas asesinadas y a un número desconocido de hombres y mujeres heridas y detenidas. Las últimas noticias hablan de la extensión de las protestas desde los departamentos del sur, quienes han llevado el protagonismo en las últimas semanas, hacia el centro y norte. 

La práctica totalidad del país asiste y participa en el bloqueo de caminos y manifestaciones sociales en todas las ciudades grandes y pequeñas. Y en esta última semana la protesta se concentra en Lima, donde se suceden manifestaciones y la policía, por ejemplo, acaba de tomar las instalaciones de la universidad este 21 de enero de 2023, lo que supone un paso más en la escalada represiva del gobierno al violar la autonomía universitaria. 

Por todo ello nos sumamos a las miles de mujeres, otras y hombres que exigen el final de un gobierno, el de Dina Boluarte, que no ha dado al país nada salvo muerte, represión y violencia. 

Queremos sumar a esta comunicación una denuncia más y una llamada más. La denuncia es para esa llamada “comunidad internacional” que asiste al sufrimiento del pueblo peruano mirando para otro lado y dando, por tanto así, cobertura al gobierno peruano en sus planes de mantenimiento en el poder y aumento de la represión. 

Los gobiernos, estadounidense y europeos principalmente, no pueden hablarnos de democracia, libertades y derechos humanos mientras silencian la violación sistemática de todos esos principios por parte del gobierno de Dina Boluarte. 

La llamada va dirigida a esos mismos gobiernos para que presionen (ellos saben muy bien cómo hacerlo) para acabar con esta sangría de muerte y dolor. A su vez, a los gobiernos hermanos de América Latina les llamamos a actuar para aislar al actual gobierno peruano. No se puede dar cobertura en las diferentes estructuras continentales a un gobierno que ya se puede calificar abiertamente como asesino. Si hace escasos quince días los gobiernos y pueblos latinoamericanos unieron su palabra y su acción frente al intento golpista en Brasil, ese debe de ser el camino para con el de Perú. 

Desde las personas, colectivos, organizaciones, movimientos y redes abajo firmantes unimos nuestra palabra, nuestra solidaridad, nuestra digna rabia, al dolor que hoy sienten los pueblos, las mujeres, loas otroas y los hombres de Perú en pie de lucha, ya sea que estén en la costa, en la sierra o en la selva, en las grandes ciudades o en las más pequeñas comunidades. 

Exigimos que el Estado peruano y los organismos internacionales y civiles nacionales garanticen el respeto a los derechos humanos y a la vida de lxs movilizadxs. Queremos que ellxs vuelen libres como el cóndor en los Andes, que puedan decidir ellxs mismxs el camino a seguir, que sean protagonistas verdaderos en el tejer de sus vidas en dignidad, libertad y verdadera democracia. 

Somos miles quienes acompañamos y estamos en sintonía con esta lucha desde diferentes puntos del planeta Tierra. ¡No están solxs!