¿Sabías que?

En Rafaela sí contamos con cursos de agua que se podrían cuidar como arroyos naturales. En la zona suroeste nace el Río Cuculucito, conocido comúnmente como Canal Sur. Y en la zona noreste de la cuidad se encuentra el Canal Norte que resulta en un brazo del Río Cululucito.

¿Qué pasa con estos cursos de agua en nuestra ciudad?

Por un lado, el Canal Norte presenta elevados niveles de contaminación, tanto en el agua como también por la deposición negligente de basura sólida urbana. El origen de esta problemática puede tener múltiples aristas como, por ejemplo, falta de educación y conciencia ambiental, cultura de la basura tal que ciertos espacios son aceptados socialmente como basurales, carencia de políticas públicas y falta de pertenencia al entorno.

Esta grave situación de contaminación del Canal Norte, no es un problema que sólo afecta a los barrios cercanos al canal y al ambiente y animales en la cuidad de Rafaela, sino que se extiende más allá, ya que el agua contaminada del canal norte desemboca en el Río Cululucito, de allí al Arroyo Cululú, este afluye al Río Salado que desemboca en el Río Paraná y de ahí la contaminación generada en Rafaela puede llegar hasta el mar. 

Por otro lado, en los últimos años se han venido ejecutando obras públicas de revestimiento y entubado sobre estos cursos de agua. Estos proyectos corresponden a un antiguo paradigma predominante del siglo XX, que consistía en rectificaciones y canalizaciones de ríos mediante grandes obras civiles, con el fin de permitir un drenaje rápido y completo del agua.

¿Cuál es el impacto ambiental de estas obras?

Entubar o revestir los arroyos representa una pérdida significativa de beneficios ambientales y sociales, además de consistir en intervenciones civiles de altos costos.

La eliminación de la vegetación natural y el ecosistema ribereño implica pérdida de biodiversidad privando a la ciudad de valiosos recursos ecológicos.

Se agravan los problemas de inundación y drenaje: por un lado, aumenta la impermeabilización del suelo y al impedir que el agua fluya de forma natural, los canales entubados pueden generar picos de caudales de agua, lo que aumenta el riesgo de inundaciones aguas abajo; por otro lado, se reduce la retención de agua y la recarga de los acuíferos con agua dulce, con la consecuente salinización de las reservas de aguas subterráneas.

Además, el entubado de arroyos interrumpe los procesos naturales de purificación del agua llevado adelante por plantas y microrganismos, debido a la falta de luz solar y oxigenación. Esto conlleva a una acumulación de contaminantes y a la pérdida de hábitats para la vida acuática.

En resumen, la degradación de los espacios verdes afecta negativamente la calidad del aire y el agua, y contribuye al aumento de la temperatura en las áreas urbanas, generando un ambiente menos saludable para sus habitantes.

Contexto global 

En medio de la crisis climática y la degradación de los ecosistemas naturales, ciudades de diversas regiones del mundo, con una perspectiva orientada hacia el futuro de sus desarrollos urbanos, han dejado de canalizar y, en muchos casos, están optando por deshacer los sistemas de entubado de arroyos y ríos.

Esta tendencia es un cambio de paradigma desde una mirada exclusivamente hidráulica a una más integral y socio-ecosistémica, basada en revalorizar el contacto con los ecosistemas acuáticos y potenciar los beneficios que pueden ofrecer a la sociedad y a los animales regionales.

Nuestra propuesta

En ese sentido, desde las organizaciones civiles ambientales ADAPA, COA Calandria Rafaela, Arboretum Takku, Fundación Co-crear y en colaboración con el ámbito académico se ha desarrollado un Proyecto titulado “Arroyos Vivos: Revalorización Ambiental y Social del Paisaje Fluvial Urbano”.

Este proyecto propone la gestión integral y ecosistémica de los cuerpos de agua fluviales que atraviesan la ciudad de Rafaela e incluye los siguientes objetivos:

●      Mitigar la contaminación urbana mediante acciones de restauración ecológica que tengan en cuenta la participación ciudadana.

●      Incorporar Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) como los humedales construidos para mejorar la calidad del agua.

●      Reforestar con vegetación ribereña nativa en las orillas de los canales para estabilizar los bancos, reducir la erosión y proporcionar refugio para los animales locales.

●      Conservar la biodiversidad acuática y de ribera.

●      Diseñar, crear e implementar espacios verdes asociados a nuestros arroyos urbanos, como senderos y áreas recreativas, que sean coherentes con el principio de preservación ambiental, para fomentar la conexión con la naturaleza, alentando a la comunidad a disfrutar y cuidar estos espacios.

●      Y promover prácticas de convivencia ciudadana respetuosas con el ambiente y la biodiversidad de los arroyos urbanos, mediante la realización de talleres, ferias, jornadas de educación ambiental y difusión gráfica y web.

El Proyecto que se propone resalta la importancia y beneficios ambientales de preservar y renaturalizar los cursos de agua urbanos como espacios verdes, en lugar de entubarlos o revestirlos.

Existen muchos antecedentes en diferentes ciudades del mundo que demuestran que los ríos y arroyos representan valiosos recursos naturales dentro de las áreas urbanas, con el potencial de brindar ventajas ambientales, sociales y económicas.

La restauración y renaturalización de los cursos de agua urbanos permite la creación de corredores ecológicos, que promueven la biodiversidad y contribuyen a la preservación de hábitats para flora y fauna locales.

Estos arroyos actúan como pulmones verdes en las ciudades, reduciendo la contaminación atmosférica y mejorando la calidad del aire, al tiempo que ayudan a mitigar el efecto de isla de calor urbano, manteniendo temperaturas más frescas y agradables.

Además, los espacios verdes creados en torno a los cursos de agua urbanos proporcionan áreas de esparcimiento y recreación para la sociedad, fomentando un mayor contacto con la naturaleza y promoviendo estilos de vida más saludables. Estos espacios pueden ser utilizados para actividades al aire libre, como caminatas, ciclismo y momentos de relajación, mejorando así el bienestar emocional y físico de las personas.

El proyecto “Arroyos Vivos” destaca la necesidad de promover y apoyar la revalorización de los arroyos urbanos como espacios verdes, implementando estrategias de restauración y conservación que rescaten su riqueza ecológica y promuevan una mejor calidad de vida para la comunidad.

Al tomar decisiones de planificación urbanística, es fundamental considerar el potencial ambiental y social que los cursos de agua urbanos pueden aportar a la ciudad, trabajando en armonía con la naturaleza para construir comunidades más sostenibles y resilientes, que basen sus acciones en el futuro y en el bienestar de las generaciones venideras.