Ayer, en la Cámara de Diputados, se rechazaron ambas iniciativas legales para retiros de fondos de pensiones.
Aunque la inspiración de los rechazos no es precisamente el cuidado y preservación de nuestros fondos de pensiones, podemos considerarla una batalla perdida por el populismo campeante.
Ahora falta que el gobierno cumpla su palabra y garantice, mediante reforma constitucional, la inexpropiabilidad de nuestros fondos.
La idea de destrucción de la riqueza acumulada sigue latente en vastos sectores y la amenaza de expropiación no ha desaparecido.
Tampoco se puede descartar que surjan iniciativas de futuros retiros, los que dejarían a millones de trabajadores sin saldo (ya son más de 4 millones) y destruirían paulatina y sostenidamente el valor de nuestros fondos.
Si Ud. recuerda bien, una de las razones para impedir las recomendaciones de cambios de tipos de fondos, era su masividad, lo que obligaba las AFP a salir a vender a cualquier precio, perjudicando tanto a los que se cambiaban de fondo como a los que permanecçian inmóviles.
Estas razones siguen vigentes. Se trata de oferta y demanda, ley que aún no ha sido derogada.
Autorizar retiros es la forma más segura de destruir el sistema de capitalización individual.